jueves, 21 de abril de 2016

El viaje de la energía



Los recursos energéticos en nuestro planeta se disponen de forma desigual. Las principales reservas de petróleo del mundo se encuentran en el Golfo Pérsico y las de gas en Rusia, en la zona de Siberia; además de la región de Asia Central. Otros yacimientos menores aparecen en el norte de África y en Nigeria, además de en otros países en desarrollo como Colombia, Brasil y México. Hay también algunas existencias menores en China. Aparecen también en países desarrollados, como en el oeste de los EEUU y en el Mar del Norte, en aguas de Gran Bretaña, además de en Noruega.

Los recursos energéticos son estratégicos, porque permiten abastecer a la población de suministro eléctrico además de mover a la industria. Tal es su importancia que es frecuente que estallen conflictos por su control. Al Sur de Europa el gas lleva por medio de gasoductos que cruzan el Mediterráneo desde las reservas de Argel, distribuyéndose entre España e Italia. Desde Noruega el gas se traslada al Reino Unido por medio del gasoducto Langeled. Pero la mayor parte del gas que llega a Europa proviene de Rusia, y las relaciones entre este país y la mayoría de los países Europeos ha sido tensa en los últimos tiempos. Durante la época de la URSS, se crearon en Europa del Este gasoductos que iban de Rusia a sus países satélites europeos, creando así una dependencia energética. Ejemplo son el Brotherhood, el Soyuz o el Northem Lights. Sin embargo, con la caída de la URSS en 1991 las relaciones entre estos países (Ucrania, Polonia, Rumanía y los Países Bálticos) se debilitaron. Se hizo necesario crear nuevas rutas para llevar el gas ruso a Europa sin pasar por estos Estados, apareciendo así el Nord Stream y el proyecto nunca acabado del South Stream, el primero por el Mar Báltico y el segundo por el Mar Negro. Las tensiones diplomáticas entre los Estados Europeos, aliados de EEUU, y Rusia provocaron que los norteamericanos empezaran a financiar en el entorno del Caúcaso y los Balcanes nuevas infraestructuras para evitar la dependencia de Rusia. Estas son el Gasoducto Nabuco (no construido), que llevaba el gas del Mar Caspio a Centroeuropa pasando por Turquía, y el Corredor Meridional, que conectaba el Caspio con Azerbaiyán y el sur de Europa.
Por otro lado, nuevos grandes países como India y China también demandan este recurso energético y para suministrárselo se crean conductos desde Turkmenistán hacia Nueva Delhi. El problema está en que, para llegar a su destino, el gasoducto debe de atravesar Afganistán, territorio inestable en el que estalló la guerra, siendo estas infraestructuras uno de los motivos. Son el IPI y el TAPI o transafgano. Otro de los grandes proyectos de estas características en Oriente Medio fue el Gasoducto Islámico, que pretendía llevar a Europa el gas iraní a través de Irak y dándole salida en Siria. Esto provocó el enfado de Arabia Saudí y Kuwait, competidores de Irán en la región, que comenzaron a financiar milicias en Irak y Siria para desestabilizar las regiones, punto de partida de la actual guerra de Siria.
El último de todos estos proyectos es el conocido como "Poder de Siberia", obra de ingeniería rusa que va a tratar de introducir a este país en el mercado de los hidrocarburos del este asiático, vendiendo a Corea, Japón y China.
Una alternativa a los gasoductos son las embarcaciones, que permiten llevar el gas y el petróleo a través de rutas marítimas. La mayoría parten del Golfo Pérsico, donde se da la mayor la mayor afluencia de hidrocarburos. Los petroleros y metaneros salen por el Golfo de Omán, atravesando el clave estrecho de Omuz. De allí, pasan el estrecho de Bab-el-Mandeb, peligroso por la presencia en sus cercanías de piratas somalíes, y atraviesan el Mar Rojo hasta tener salida por el Canal de Suez. A partir de aquí la ruta se bifurca, yendo parte hasta el Puerto de Róterdam y el resto hacia el Golfo de México, hasta desembarcar en Galveston, Texas. Otra ruta alternativa que abastece a América pero doblando el Cabo de Buena Esperanza descarga también en Galvestone además de cruzar el Canal de Panamá para abastecer a la Costa Oeste. El gas ruso también se lleva en barcos, bien desde San Petesburgo hasta Holanda cruzando los Estrechos Bálticos o desde sus puertos en el mar Negro atravesando los Estrechos Turcos, Bósforo y Dardanelos. Por su parte, China y Japón se aseguran el suministro de hidrocarburos por medio de embarcaciones que salen del Golfo Pérsico y llevan hasta sus respectivos puertos atravesando el estrecho de Malaka, controlado por Singapur.

Como es evidente por todo lo anterior, los países productores no coinciden con los consumidores. Por lo general, salvo algunas excepciones, los países más inestables son los que poseen las mayores reservas de hidrocarburos. Las grandes potencias intervienen en estas regiones para sabotear a la competencia y para asegurarse el control de los yacimientos. Por otro lado, los países más poderosos compiten entre sí por tener las mejores rutas de abastecimiento y dentro de los países productores es frecuente el estallido de revueltas internas entre varias facciones por el control de estos valiosos recursos. Son múltiples los conflictos ligados al negocio del gas y el petróleo, pero la mayoría se dan en Oriente Medio. A caballo entre Europa y Asia, esta región siempre en disputa posee la mayor parte de las reservas de gas y petróleo del mundo. Allí en la actualidad se libra la guerra de Siria, en la que varias facciones, algunas financiadas por potencias extranjeras con intereses en el territorio, se enfrentan desde hace ya cinco años. Una de las causas del conflicto fue la construcción del Gasoducto Islámica, al que Arabia Saudí y Qatar se oponían firmemente. En el año 1991 Irak lanzó un ataque sobre Kuwait, con el objetivo de hacerse con el pequeño Estado y sus abundantes reservas de petróleo. En lo que se conoce como Guerra del Golfo, los americanos atacaron en respuesta a Irak. Posteriormente, en el año 2003, los EEUU llevaron acabo la Operación Tormenta del Desierto, ocupando el país alegando la presencia de armas químicas. Su verdadera intención era hacerse con los pozos de petróleo del norte y del sur. Otro conflicto con Irak se dio bastantes años antes, en 1977, coincidiendo con la revolución islámica de Jomeini, motivo por el que Irak trató de ocupar Irán con el apoyo de EEUU. Otro gran conflicto ligado al mundo árabe fue la conocida como Primavera Árabe, un levantamiento de la población del Norte de África y que llega hasta Oriente Medio, reivindicando derechos y libertades para el pueblo árabe. Cayeron varias dictaduras, una de ellas la de Gadafi en Libia. En el cercano Sudán, el Sur del país de declaró independiente en el 2011 tras una cruenta guerra civil, recibiendo el apoyo de China. Una situación parecida se mantiene en Nigeria, sumida en guerras civiles. Los conflictos también aparecen en Sudamérica, con los escándalos de corrupción en torno a la presidente de Brasil, Dilma Rousseff, por concesiones a empresas de hidrocarburos. Al norte, en Venezuela la inestabilidad política es muy fuerte, un país que nada en petróleo pero en el que sus habitantes están completamente desabastecidos. En el lejano Oriente, China, que se configura como potencia económica capitalista global, necesita asegurarse el control de las rutas que llegan desde el Golfo Pérsico, y en el mar Meridional de China ha ocupado las islas Sptratley y Paracel, reivindicadas por otros países cercanos. El plan de China es crear para sus embarcaciones una ruta segura que conecte el país con las grandes reservas de hidrocarburos de Oriente Medio, a través de una estrategia bautizada como el Collar de Perlas. La idea consiste en hacerse con una serie de plazas clave para tener la zona del Índico y el Golfo de Bengala bajo su control. Esto choca con los intereses americanos, que a través de su V Flota Norteamericana mantiene su influencia en esta misma región marítima, apoyándose en bases como la Isla de Diego García, controlada por los británicos


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